Los Saraguros son una cultura puramente agrícola y artesanal, como tal, gran parte de su cosmovisión gira en torno a estas actividades, el Padre Sol y la Madre Tierra, mediante una interrelación fantástica, sus rayos penetran en ella para que todos sus hijos puedan nacer, y por este motivo se celebra el Kolla Raymi en el que se da inicio a un nuevo ciclo, al ciclo de la preparación de la tierra y la selección de semillas para su siembra mediante un ritual de purificación y agradecimiento a todos los elementos que conforman esta gran obra llamada Cosmos, en el que los resultados de este proceso se cosecharán en el Inti Raymi en el mes de Junio.
En esta fiesta sagrada yo me encuentro, entre diablillos y sombreros de ala ancha, ponchos y collares con los mas diversos e intensos colores vamos todos juntos caminado por las calles de Saraguro, mediante la llamada que durante miles de años se utilizó con el asta de vaca florece un sentimiento de reivindicación de los valores de sus antepasados que nunca más quieren ya perder. Según vamos caminando el ambiente cada vez se hace más agradable gracias a aquellas mujeres que portan laurel, purificando a cada uno que integramos esta marcha por la vida.
La marcha camina en ambiente festivo con la banda del pueblo abriendo camino hasta que llegamos a la plaza, donde se conformó el altar sagrado hecho con semillas, flores y plantas aromáticas formando la chacana, símbolo de la unión entre lo bajo y lo alto, la tierra y el sol, lo masculino y femenino siendo así el elemento ordenador de la sociedad andina tanto para la pareja, la familia y el ayllu.
Así empieza la ceremonia en el que confluyen desde las cuatro esquinas de la plaza las diferentes comunidades, ritualmente dan varias vueltas formando todos juntos un gran círculo, mientras uno a uno se les va llamando para que formen parte del altar hasta formar otro círculo de energía alrededor del símbolo de la cruz del sur. Así ya empieza la guía a encauzar ritual, mientras todos juntos nos concentramos en todas aquellas palabras y nuestro alma empieza a vibrar con el de la Pacha Mama, es momento de agradecer, nosotros sus hijos, por todo lo que ella nos provee y hacer todo lo posible para que el ciclo natural no se perturbe.
El ritual ya está acabando, se produce el cambio del bastón de mando, en las diferentes jerarquias, palabras de agradecimiento a todos luego empiezan a dar vueltas y bailar alrededor, el Kolla Raymi ya concluyó, me voy a la comida comunal con una sensación fantástica de haber estado presente en la máxima expresión de una cultura e impregnado de aquellos valores tan importantes y sagrados que ya se perdieron en el mundo occidentalizado lleno de rascacielos y operaciones en bolsa que se basan en el sometimiento de unos sobre otros.
